El amor es dar y sacrificarse,
es decir,
mientras más uno da a una persona, más la quiere,
Este concepto nos parece seguramente extraño y poco romántico.
El amor va creciendo cuando ambas partes dan y se sacrifican el uno por el otro.
Va desarrollándose lentamente y sólo se logra cuando ambos ceden. Por supuesto que la pareja debe sentirse físicamente atraída, debe haber entre los dos una atracción mágica, especial. Pero para que esa atracción pueda florecer, ambos deben dar siempre. En cierto modo, podríamos decir que esa atracción mutua es la semilla que permitirá desarrollar exitosamente una relación. Para ello, es necesario que ambos den el uno al otro.
El ejemplo siguiente Ilustrará nuestras palabras. ¿Quién tiene un sentimiento de amor más fuerte: un padre hacia su hijo o un hijo hacia su progenitor? Todos contestaríamos indudablemente, "un padre hacia su hijo". No Importa qué haga un hijo, sus padres siempre querrán perdonarlo, mientras que los niños buscan constantemente rebelarse contra sus padres. La razón por la cual el amor de los padres es más fuerte, es porque ellos dan, conceden, mientras que sus hijos sólo reciben. Los padres dan alimento, techo, ropa, educación, valores y muchas otras cosas que el niño toma. Es por ello que los hijos quieren más a sus padres cuando ya son mayores y también pueden verdaderamente dar, por primera vez en su vida.
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