Se vale ser feliz
Si ya has recuperado la tranquilidad, si el niño que llevas dentro ya ha resuelto parte de su dolor y convive armoniosamente contigo, entonces vale la pena empezar a soñar.
Muchos de nosotros tenemos sueños muy complejos. No sabemos a dónde vamos, entonces ¿por qué nos sorprendemos si no llegamos? Pensamos en cosas grandiosas, pero sin detalles. Necesitamos ser específicos. Otras veces no tenemos ningún sueño. Vivimos a la defensiva. Cada mañana nos levantamos sin meta alguna y luego nos extraña mucho irnos a dormir por la noche, sin haber realizado nada. De esta manera, la vida se convierte en una aburrida rutina. Hacemos lo que nuestros padres nos exigen, lo que los maestros nos asignan, lo que nuestro jefe nos ordena, lo que nuestra familia o amigos esperan de nosotros y lo que la iglesia o el gobierno requieren. Dejamos que la ley determine nuestra moralidad y que los impuestos deducibles condicionen nuestras obras de caridad. El escritor, actor y productor filántropo, Bill Cosby, lo dice así: "Yo no sé cuál es la llave del exito, pero sé que la llave del fracaso está tratando de agradar a todo el mundo".
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