Alimento del alma
Evita envidias, miedos, corajes, celos y frustraciones, el camino a la paz y la tranquilidad lo encontrarás en los sentimientos positivos y así, conseguirás también cuidar tu cuerpo y su salud.
Ya se ha escrito bastante sobre la manera de cuidar el cuerpo, pero descuidamos el alma, donde residen las emociones, este aspecto está levemente descuidado. ¿Sabías que tu salud depende en gran medida de cómo estén ejercitadas tus emociones?
Yo te pregunto: ¿Tienes madurez emocional? ¿Has atendido este aspecto de tu vida?
¿Cómo maneja tu estrés, la constante presión bajo la cual vives?, ¿Las decepciones?, ¿A qué atribuyes tus dolencias?
Necesitas comer diariamente para proveer de energía tu cuerpo y para prevenir los efectos que debilitan tu salud. Pero también necesitas de otro tipo de alimento. Alimento para el alma y para el corazón. Es triste darnos cuenta de que existen seres humanos que no descuidan los alimentos para mantener saludable su cuerpo, pero no muestran la misma preocupación para atender su alma y su corazón. Es como si sólo sintieran el peligro de las cosas materiales, y no se dan cuenta de otros riesgos.
Algunas veces te ha pasado: Cuando sientes que tu cuerpo está enfermo, recurres al doctor, preocupado por tu salud y por tu vida. Pero las enfermedades del alma, como la duda, la envidia, la hipocresía, la arrogancia y la dependencia de este mundo, quizá no te provoquen la misma reacción.
En este tipo de enfermedades se tiende a fingir no saber que sabes que lo padeces. La negación ante la desgracia es un escudo protector, todos negamos nuestros vicios y dolencias, pero muy en el fondo estamos en un patético suicidio. El odio amarga, la tristeza encrudece, el temor ahoga, al mismo tiempo nuestra coraza endurecida por capas de rencores agrios, nos crea una imagen dura e impenetrable, enigmáticamente morbosa ante los demás.
¿Cómo hacer que esto termine?
Pues para que atiendas esta situación, tendrás que enfrentarte a ti mismo(a), así habrá mayor probabilidad de salir adelante. Te recomiendo que te apartes un día en donde puedas estar solo(a) y repases la historia de tu vida. Ríndete ante lo que eres, no opongas resistencia para no engañarte. Después de que hayas visualizado e identificado las dolencias del alma, entonces toma acción con valentía para resolverlos.
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