La lengua hebrea carece de un término adecuado para expresar el concepto de belleza en sentido estético.
Por eso es verdad que "en conjunto el problema de lo bello no suscita interés en el pensamiento bíblico" Pero esto no significa que en la Biblia falte todo tipo de gusto por la belleza, bien sea en el campo de la naturaleza, bien en el del arte.
Significa solamente que se atiende más a la bondad intrínseca de las personas, de las acciones y de las cosas que a su aspecto exterior, y que, por tanto, en la búsqueda de la verdadera concepción de la belleza hemos de atender más a los conceptos expresados que a las palabras.
EL VOCABULARIO.
En los índices de correspondencias que hay al final de algunos diccionarios se puede ver cómo de hecho remiten los autores al menos a cinco vocablos que de una manera o de otra se relacionan con lo que llamamos bello en sus diversas acepciones. Entre ellos merecen especial atención dos adjetivos. El primero, yafeh (con el verbo y el sustantivo respectivos), se refiere en general al aspecto exterior que ofrece deleite y felicidad, y se aplica tanto a las personas como a las cosas (Gén 12,11; 1Re 1,2; Jer 11,16...). El segundo, tób, equivale fundamentalmente a "bueno", y en su forma sustantivada también al "bien" o a la "bondad" en abstracto. Puesto que el ámbito semántico de este adjetivo y de sus derivados es muy amplio (aparece 741 veces en el TM) y abarca casi todos los campos del ser, desde Dios hasta las cosas y el hombre con sus acciones y sus comportamientos morales, "el término es traducido -atendiendo al contexto por medio de diversos adjetivos, y no sólo por medio de `bueno': agradable, satisfactorio, gustoso, útil, funcional, recto, hermoso, bravo, verdadero, benigno, bello, correcto, hábil, etc.".
En los LXX se traduce generalmente por agathós, "bueno", pero también por kalós, "bello", y jrestós, que fundamentalmente significa "útil"; pero también en los LXX se le traduce a veces por "gentil, agradable, suave, dulce, benigno, clemente". Sin embargo, es válido que en griego, como por lo demás en hebreo y en las mismas lenguas modernas, lo bello está muchas veces íntimamente ligado a lo bueno y a veces se identifica con él, especialmente en los juicios de índole ética y hasta estética, comprendiendo en sí muchos aspectos de diversa naturaleza.
Shalom.
belleza y bondad |
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